Ok, sus personajes son super cool. Pero siempre podemos pulir y refinarlos, ¿no? La primera vez que me embarqué en la gran tortura aventura que es escribir un libro, cometí muchos, pero muchos errores. Es mi placer ahora contarles acerca de algunos de ellos.
Antes, sin embargo, me gustaría recordarles que en la escritura, las reglas son más como guidelines, guías con las cuáles nos podemos ayudar. En algunas historias puede que sea mejor romper las reglas. Hay un dicho que me encanta, que es que hay que saber las reglas para poder romperlas. ¡Así que mucho ojo!
Usar demasiados personajes
¿Nos emocionamos ok? Está bien emocionarse, pero a veces nos pasamos un poquito. Tenemos a nuestro personaje principal, su familia, sus 20 amigos, los múltiples grupos y capas de antagonistas, y… a su mascota que habla. Exagerado, pero, ya ven a lo que me refiero.
¿Por qué es un error? Para el escritor, se vuelve complicado manejar tantos personajes, tantas situaciones tomando lugar al mismo tiempo. Al lector, le marea y ni siquiera va a recordar a la mitad de ellos. Es verdad que en la vida real no vivimos en un pequeño círculo, y que en nuestras vidas pasan muchas personas. En los libros, sin embargo, no se puede ser así. Es cierto que son una representación de la vida real. Una representación, mas no una réplica.
¿Cuándo es aceptable? Quizá no como en el caso exagerado anterior, pero por ejemplo, tener seis personajes principales es bastante. Leigh Bardugo, con su libro Six of Crows (Seis de Cuervos), lo hace magníficamente. De hecho esa es la razón por la que recibió tanto aclamo, a pesar de que ya había hecho su debut con su fascinante trilogía Shadow and Bone (Sombra y Hueso). En Six of Crows, la autora maneja seis puntos de vista diferentes, conectándolos de forma que se convierten en una sola historia. Cada uno tiene su background, sus objetivos, sus miedos… lo que hace que este libro, y su secuela sean tan increíbles.
Es aceptable cuando es un movimiento calculado y cada personaje que agregas tiene su peso. Tiene un rol.
Considera cuidadosamente tus personajes y su razón de ser en la historia.
Hacer que tu personaje principal sea muy perfecto(a)
Ah, este también es un crimen de amor. Amamos tanto a nuestros personajes que queremos que los demás los vean como nosotros los vemos. Son héroes, son valientes y hasta los hacemos super bellos fisícamente. Aunque tus personajes no sean necesariamente humanos, la humanidad es una característica que buscamos en ellos instintivamente.
La humanidad le da a los personajes la habilidad de errar, de sentir remordimiento, de no ser perfectos. Es algo con lo que podemos simpatizar, y el recorrido del personaje, con todos estos problemas internos es de lo que se tratan las historias. En el fondo, todas las historias son character-driven. Sin personajes, no hay historia. Simple.
Dejar al antagonista para el último momento
Otro side effect de amar demasiado a nuestros héroes. Nos concentramos tanto en ellos que nos olvidamos que el antagonista es igual de importante.
¿Por qué es un error? Caemos en relegar al antagonista al rol de mero obstáculo. El antagonista es un personaje hecho y derecho que también tiene sus metas y miedos. Para esta persona, es el ‘héroe’ quien viene a ser su antagonista. Como escritores debemos considerar las historias de cada uno de nuestros personajes. Sólo así podemos verdaderamente traerlos a la vida. No queremos antagonistas de caricatura que no dan nada de miedo, y en los que el lector no cree.
¿Has cometido alguno de estos errores? Si sí, entonces ¿cómo planeas rectificarlos?
Ubense ayala s says
En mis cuentos no acostumbro tener antagonista.Eso es posible o le roba argumento y emotividad a lo escrito.